sábado, enero 13, 2007

Hetorodoxos y ateos

Diario de Alcalá

Pedro M. Talaván

Leo en “El País” un reportaje de Lizette Álvarez donde narra, con cierta gracia, como la balanza comercial de Dinamarca entra en superavit gracias a la actividad de sus universitarios. Las causas del boom de exportaciones curiosamente, según la periodistas, son la laicidad y liberalidad sexual de la población. Se entiende pues que países más preocupados por los asuntos de Dios o más restrictivos a la hora de las relaciones humanas intimas, pierden considerables oportunidades económicas.
Exportan los daneses espermatozoides con denominación de origen y garantía de calidad. Los productores se cuidan con esmero como las especies más exquisitas de cualquier variedad de melones, pepinos o bananas. El producto se recoge en sazón: se analiza al productor, se le invita al trasvase, se le pone un nombre y se le añaden unas cualidades parecidas a las del vino. Por ejemplo, el vez uva garnacha y cabernet de suovignon se escribe: ojos azules, metro ochenta y cinco de estatura. También se alaban y potencian los aromas: cereza y madera: tres idiomas, químico físico, 130 de C.I (coeficiente intelectual). El material, debidamente etiquetado, se pone a la venta. Ya se sabe, que mientras la ciencia no avance otros pasos y los cigotos no se multipliquen más que en los úteros, las consumidoras de esta delicias sólo pueden ser féminas. “Pensábamos que teníamos mercado: detectamos un turismo de la fertilidad en Dinamarca”, dice el director general de la empresa exportadora. Y comenzaron las exportaciones: hacia España, Paraguay, Kenia, Hong Kong y otros países menos exóticos. Las razones para que una señora keniata o de Hong Kong, tan lejana de la apariencia danesa, prefiera el esperma de un mozo nórdico no están claras: puede que la demandante no se fíe de lo autóctono o tal vez, como la marca de los coches y lo s vinos, prefiera lo danés por rango social.
¿Y a los productores cómo les va? Se defienden: son universitarios, entre 18 y 25 años, fuertes, sanos, guapos y con excedencias de humores vitales. La liberalidad sexual de Dinamarca, al parece uno delos motivos de este mercado emergente, no basta para acabar con la producción de ese líquido elemento. Y así venden lo que sobra: unos treinta euros por servicio. Los empresarios lo multiplican por más de mil: en fin esto es el negocio. Uno de los productores afirma que le pagan por hacer algo que le gusta. Claro que también tiene sus riesgo:como todo el mundo tiene derecho a saber quien su padre, cualquier día se presentan doscientas personas a la puerta de casa gritando ¡Papá papá!, no es que pase nada por eso, pero algo escandaloso parece ¿verdad?
Hay una referencia a España firmada por Miguel Noguer desde Barcelona: en Madrid hay nueve bancos de esperma y en Barcelona ocho. En todo el país unos cincuenta. Se paga a 30 euro la donación y los productores más solicitados están entre los 18 y 24 años. ¡Ánimo, muchachos, a levantar el PIB por la paja!.

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